Así se llamaban los soldados que defendieron nuestras islas Malvinas durante
la guerra. Más de 6.000 efectivos militares se hicieron presentes en las islas
Malvinas, como resultado de los intensos preparativos de prevención y a la
defensa de un eventual ataque británico. Las preparaciones militares fueron
aceleradas en Comodoro Rivadavia y se concentraron en las actividades aéreas y
en la agrupación de fuerzas del ejercito en esta cuidad y en el archipiélago
Tarea dura, si las hay, en manos de estos jóvenes soldados
que perseguían un único fin:
Que las Islas Malvinas sean argentinas!
“Peleamos por nuestra bandera y nuestro destino, porque no
estamos solos, porque la justicia y el derecho están de nuestro lado, porque tenemos
fe en nosotros mismos, por nuestros hijos, porque el enemigo esta peleando por
su pasado y nosotros por nuestro futuro”…
Preparados para la guerra
Cada soldado argentino esta preparado para combatir con la
nieve, la escarcha y alojarse en terrenos absolutamente hostiles. Para
soportarlo, cada uno llevaba un equipo que incluye: camisetas, remeras,
pouloveres, chaquetas, camperas, pantalones especiales, medias y elementos para
el combate. En los pies llevaban borceguíes plantillados y debajo dos pares de
medias de lana.
Allí, en Malvinas valen los fusiles y no las palabras, y
valen también los gestos como los de esos soldados que saludan al paso de un
piloto que desde su Mirage seguramente no los puede ver. Uno que va a
enfrentarse con la muerte y otros que se quedan con el gesto en el brazo y dos
esperanzas en el corazón: que la misión salga bien y que el piloto vuelva a su
casa, a algún lugar del Sur o algún lugar de Argentina.
“Operativo dulzura”
La Liga de Amas de Casa (LAC) organizó el operativo dulzura
que consistía en que toda mujer argentina debía preparar una torta y hacerla
llegar a Montevideo 850. Cada una de esas tortas sería entregada a un soldado
Argentino que este en el Sur del país en defensa de nuestra soberanía.
Pero.. todo el cariño y los obsequios que les mandaban a los soldados, ¿llegaban a sus manos?
Sin perder la fe
Desde Malvinas, los soldados escribían a Dios: